Los orígenes de esta advocación son muy antiguos, están en los comienzos de la orden carmelitana.
A principios del siglo XIII unos caballeros liderados por Brocardo, decidieron retirarse al Monte Carmelo, en el actual Israel, para llevar una vida de eremitas, de pobreza, castidad y obediencia. Obtuvieron del patriarca Alberto de Jerusalén una regla que ordenaba aquella experiencia de vida en común que estaban realizando.
Vivían en cuevas, en torno a la cueva del profeta Elías, que en ese mismo monte se había retirado. En el centro de aquellas rústicas viviendas construyeron una ermita dedicada a la Virgen María, que pronto se denominaría la Virgen del Monte Carmelo.
Conforme se fue extendiendo la orden carmelitana, se extendió la devoción a esta singular imagen, hasta convertirse en una de las imágenes que más cariño y devoción despiertan entre los cristianos. ( NUESTRA FIESTA ANUAL: 16 DE JULIO)